Hay mucha literatura sobre el duelo. En un momento tan difícil, puede ser interesante leer algo que te oriente a entender las sensaciones que tienes, pero es mucho más interesante hablar con alguien sobre ellas.
Con este escrito no pretendo suplir un libro, sólo contar mi experiencia en la consulta y lo
que hablo con mis pacientes para ayudarles a sobrellevar el dolor.
Por ser un poco extenso, lo he dividido en dos partes: esta primera que es la
teoría, los conocimientos básicos que comparto con mis pacientes para
comprender lo que ocurre y otra con una reflexión de las experiencias vividas,
tanto a nivel personal como profesional: ¡Quién no ha sufrido un duelo!
El duelo es el proceso de adaptación emocional que
sigue a cualquier pérdida, sea un ser querido, una relación, un niño no nacido,
una enfermedad que nos produce una pérdida en nuestra calidad de vida, un empleo, incluso un cambio de casa o de
colegio lo puede ser. El duelo es la reacción de la psique ante la pérdida de
una persona, animal, objeto o evento significativo. Se trata de una reacción
principalmente emocional y del comportamiento en forma de sufrimiento y aflicción, cuando un vínculo afectivo se rompe.
Nos vamos a centrar en el duelo de un ser querido, por ser el más difícil al
que nos enfrentamos en la vida, pero los demás duelos comentados, pueden tener
rasgos comunes y es interesante reconocer lo que ocurre para gestionarlos bien.
El dolor en el duelo es TOTAL: biológico, psicológico,
social, familiar y espiritual. Se afecta absolutamente la persona y su entorno hasta
un punto indescriptible. Es por esto la dificultad en la elaboración de una
nueva vida.
Están descritas varias etapas en el duelo que no siempre se
cumplen todas ni en el orden señalado
1. Fase de negación , normalmente los primeros días, es como el estado de shock
inicial que no te lo terminas de creer o que casi estás escuchando a esa
persona en su rutina cercana
2. Fase de enfado, indiferencia o ira :
son días diferentes, cambiantes, cada uno de una manera. Unos días te
encuentras enfadado con el mundo, todo te sienta mal, a veces incluso
terminamos pagándola con el que menos lo merece y luego te arrepientes de lo
dicho o hecho… está justificado que te sientas mal, pero los demás no tienen la
culpa de lo que pasa. Es mejor avisar a tu entorno cercano: “hoy estoy
enfadado, no es nada contigo pero te aviso por si me ves raro/a; se me pasará”.
Es una forma también de tomar conciencia de cómo nos sentimos. Es más probable
que no hagamos o contestemos algo inmerecido de lo que luego nos arrepintamos y
tengamos que pedir perdón.
Otros
días de estos nos apetece estar aislados de los demás, no pasa nada. Tenemos
que conocernos mejor y permitirnos esos “espacios”. Si alguien te pregunta,
pues igualmente explicamos cómo nos sentimos. No nos equivoquemos: los demás
nos respetan, estamos pasando un duelo y cada uno tiene una forma de expresar
el dolor. La gente que nos quiere, nos quiere como somos y nos respeta:
RESPETÉMONOS NOSOTROS TAMBIÉN.
Luego
hay otros días en los que estamos en la rutina y que parece que no ocurre nada
alrededor. De repente caemos en la cuenta de que esa persona ya no está, que
raro, es como si hoy no sintiera nada… son los silencios de nuestro dolor, como
una vía de escape. No tenemos que sentirnos mal por eso tampoco. Hay que dejar
a nuestro cuerpo expresarse y nuestros sentimientos afloren como necesiten.
3.
Fase de negociación : es contigo
mismo, como buscar cosas que te ayuden a sentirte mejor y no te hagan sentir
culpable. En ocasiones el sentirse mejor crea sentimientos de culpa: no debe
ser así.
4.
Fase de dolor emocional : qué voy a
decir…ese dolor interior que no se calma llorando. Es la ansiedad en su mayor
expresión.
5. Fase de aceptación : es siempre la última fase por ser necesaria para seguir nuestra
vida.
El tiempo que dura un duelo es variable, es
personal y depende de la pérdida que estemos sufriendo: no es lo mismo un
traslado de un colegio en un niño, que sufre la pérdida de unos amigos pero
está haciendo otros, que por supuesto la pérdida de un ser querido. Lo que
hablo siempre con mis pacientes en el duelo de un familiar es que no tenemos
que poner fecha fin, hay que pasar un año entero con sus fechas difíciles:
cumpleaños, aniversarios, Navidad,esos días que le encantaban del inicio de la
primavera, o las fiestas del pueblo… esos momentos que nos recuerdan
especialmente a esa persona y volver a sitios con recuerdos que remueven el
alma. Cuando repetimos por segunda vez esas fechas el dolor es diferente, es
ausencia pero no acompaña la rabia, es más llevadero y podremos seguir
viviendo…
Respecto a los factores que influyen en el
duelo son muchos y algunos ya los he comentado: nuestra personalidad, la naturaleza de vínculo
de relación (no es lo mismo un abuelo, que un padre , que un hijo ¡!), el tipo de muerte: tampoco es lo mismo una enfermedad que nos avisa del
posible desenlace y nuestra mente lo tiene más o menos presente aunque nos
neguemos a aceptarlo, que una muerte violenta , un accidente que nunca está en
la mente de nadie … o que un suicidio… en este último incluso aparecen
sentimientos de culpa en los familiares que hay que hablar.
¿Y nosotros qué?, ¿qué podemos hacer por nuestros
pacientes como profesionales?
ACOMPAÑARLES. Acompañar al enfermo hasta el final
de su vida, pudiendo además así ir trabajando con la familia el duelo desde
antes de la pérdida. Acompañar a los familiares en este proceso doloroso,
asesorarles a que hablen sus sentimientos, se despidan de sus familiar: no hace
falta expresarlo verbalmente si es difícil, sólo con un gesto, el contacto de
las manos, un beso, escuchar música juntos… hay muchas maneras, tantas como
situaciones porque cada uno somos exclusivos, y cada uno descubre lo que puede
ser para él o ella , una expresión de cariño que le ayude a conectar con esa
persona que tanto quiere y no sabe expresarle con palabras.
En el caso de haber sufrido ya la pérdida,
ACOMPAÑAR a los familiares en su duelo. Nuestra labor como profesionales es
ayudar a aceptar la situación, no juzgar, dejar expresar, tranquilizar…tener
una escucha activa y una actitud empática…lo importante del poder de la palabra
y del SILENCIO…buscar esos espacios que nos contestan en ocasiones preguntas
que conocemos la respuesta…ese tiempo de oro que le denomino yo, donde la
importancia se centra en la comunicación no verbal: EN LA MIRADA