domingo, 29 de abril de 2018

El Duelo



Hay mucha literatura sobre el duelo. En un momento tan difícil, puede ser interesante leer algo que te oriente a entender las sensaciones que tienes, pero es mucho más interesante hablar con alguien sobre ellas.

Con este escrito no pretendo suplir un libro,  sólo contar mi experiencia en la consulta y lo que hablo con mis pacientes para ayudarles a  sobrellevar el dolor.
Por ser un poco extenso, lo he dividido en dos partes: esta primera que es la teoría, los conocimientos básicos que comparto con mis pacientes para comprender lo que ocurre y otra con una reflexión de las experiencias vividas, tanto a nivel personal como profesional: ¡Quién no ha sufrido un duelo!

El duelo es el proceso de adaptación emocional que sigue a cualquier pérdida, sea un ser querido, una relación, un niño no nacido, una enfermedad que nos produce una pérdida en nuestra calidad de vida,  un empleo, incluso un cambio de casa o de colegio lo puede ser. El duelo es la reacción de la psique ante la pérdida de una persona, animal, objeto o evento significativo. Se trata de una reacción principalmente emocional y del comportamiento en forma de sufrimiento y aflicción, cuando un vínculo afectivo se rompe. Nos vamos a centrar en el duelo de un ser querido, por ser el más difícil al que nos enfrentamos en la vida, pero los demás duelos comentados, pueden tener rasgos comunes y es interesante reconocer lo que ocurre para gestionarlos bien.

El dolor en el duelo es TOTAL: biológico, psicológico, social, familiar y espiritual. Se afecta absolutamente la persona y su entorno hasta un punto indescriptible. Es por esto la dificultad en la elaboración de una nueva vida.

Están descritas varias etapas en el duelo que no siempre se cumplen todas ni en el orden señalado

1.     Fase de negación , normalmente los primeros días, es como el estado de shock inicial que no te lo terminas de creer o que casi estás escuchando a esa persona en su rutina cercana
2.  Fase de enfado, indiferencia o ira : son días diferentes, cambiantes, cada uno de una manera. Unos días te encuentras enfadado con el mundo, todo te sienta mal, a veces incluso terminamos pagándola con el que menos lo merece y luego te arrepientes de lo dicho o hecho… está justificado que te sientas mal, pero los demás no tienen la culpa de lo que pasa. Es mejor avisar a tu entorno cercano: “hoy estoy enfadado, no es nada contigo pero te aviso por si me ves raro/a; se me pasará”. Es una forma también de tomar conciencia de cómo nos sentimos. Es más probable que no hagamos o contestemos algo inmerecido de lo que luego nos arrepintamos y tengamos que pedir perdón.
Otros días de estos nos apetece estar aislados de los demás, no pasa nada. Tenemos que conocernos mejor y permitirnos esos “espacios”. Si alguien te pregunta, pues igualmente explicamos cómo nos sentimos. No nos equivoquemos: los demás nos respetan, estamos pasando un duelo y cada uno tiene una forma de expresar el dolor. La gente que nos quiere, nos quiere como somos y nos respeta: RESPETÉMONOS NOSOTROS TAMBIÉN.
Luego hay otros días en los que estamos en la rutina y que parece que no ocurre nada alrededor. De repente caemos en la cuenta de que esa persona ya no está, que raro, es como si hoy no sintiera nada… son los silencios de nuestro dolor, como una vía de escape. No tenemos que sentirnos mal por eso tampoco. Hay que dejar a nuestro cuerpo expresarse y nuestros sentimientos afloren como necesiten.

3.     Fase de negociación : es contigo mismo, como buscar cosas que te ayuden a sentirte mejor y no te hagan sentir culpable. En ocasiones el sentirse mejor crea sentimientos de culpa: no debe ser así.
4.     Fase de dolor emocional : qué voy a decir…ese dolor interior que no se calma llorando. Es la ansiedad en su mayor expresión.
5.     Fase de aceptación : es siempre la última fase por ser necesaria para seguir nuestra vida.

El tiempo que dura un duelo es variable, es personal y depende de la pérdida que estemos sufriendo: no es lo mismo un traslado de un colegio en un niño, que sufre la pérdida de unos amigos pero está haciendo otros, que por supuesto la pérdida de un ser querido. Lo que hablo siempre con mis pacientes en el duelo de un familiar es que no tenemos que poner fecha fin, hay que pasar un año entero con sus fechas difíciles: cumpleaños, aniversarios, Navidad,esos días que le encantaban del inicio de la primavera, o las fiestas del pueblo… esos momentos que nos recuerdan especialmente a esa persona y volver a sitios con recuerdos que remueven el alma. Cuando repetimos por segunda vez esas fechas el dolor es diferente, es ausencia pero no acompaña la rabia, es más llevadero y podremos seguir viviendo…

Respecto a los factores que influyen en el duelo son muchos y algunos ya los he comentado: nuestra personalidad, la naturaleza de vínculo de relación (no es lo mismo un abuelo, que un padre , que un hijo ¡!), el tipo de muerte: tampoco es lo mismo una enfermedad que nos avisa del posible desenlace y nuestra mente lo tiene más o menos presente aunque nos neguemos a aceptarlo, que una muerte violenta , un accidente que nunca está en la mente de nadie … o que un suicidio… en este último incluso aparecen sentimientos de culpa en los familiares que hay que hablar.

¿Y nosotros qué?, ¿qué podemos hacer por nuestros pacientes como profesionales?
ACOMPAÑARLES. Acompañar al enfermo hasta el final de su vida, pudiendo además así ir trabajando con la familia el duelo desde antes de la pérdida. Acompañar a los familiares en este proceso doloroso, asesorarles a que hablen sus sentimientos, se despidan de sus familiar: no hace falta expresarlo verbalmente si es difícil, sólo con un gesto, el contacto de las manos, un beso, escuchar música juntos… hay muchas maneras, tantas como situaciones porque cada uno somos exclusivos, y cada uno descubre lo que puede ser para él o ella , una expresión de cariño que le ayude a conectar con esa persona que tanto quiere y no sabe expresarle con palabras.

En el caso de haber sufrido ya la pérdida, ACOMPAÑAR a los familiares en su duelo. Nuestra labor como profesionales es ayudar a aceptar la situación, no juzgar, dejar expresar, tranquilizar…tener una escucha activa y una actitud empática…lo importante del poder de la palabra y del SILENCIO…buscar esos espacios que nos contestan en ocasiones preguntas que conocemos la respuesta…ese tiempo de oro que le denomino yo, donde la importancia se centra en la comunicación no verbal: EN LA MIRADA

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