jueves, 20 de junio de 2019

La aceptación en la enfermedad: el proceso del cambio


La aceptación en la enfermedad: el proceso del cambio

Cuando nos diagnostican una enfermedad, todo nuestro interior se revuelve. Se produce una mezcla de sentimientos, dudas y miedos que requieren un tiempo que nos debemos permitir.  Hoy en día con la información al alcance de nuestro móvil, es relativamente sencillo conocer detalles de cualquier proceso patológico, aunque siempre lo recomendable es resolver las dudas con un profesional para no generar errores ni miedos innecesarios. 


¿Y al final, que?, pues al final es necesario aceptar lo que nos pasa para poder enfrentarnos de la mejor manera y hacer lo que esté en nuestra mano para mejorar nuestra salud. La parte que nos corresponde a los profesionales, vamos a hacer siempre lo mejor para el paciente, la parte que corresponde a la naturaleza de la enfermedad no la podemos modificar, sin embargo hay una parte que nos corresponde como pacientes y es importante tomar las riendas y empoderarnos de la patología: nos vamos a hacer un bien importante y nos vamos sentir mejor !!

Todo esto pasa por la aceptación de lo que nos ocurre. Evidentemente hay diferentes patologías: no es lo mismo aceptar una hipertensión, una diabetes, una enfermedad autoinmune o un cáncer. Cada una tiene unas connotaciones y requiere diferentes tiempos, pero al final TODAS requieren aceptar que nos está pasando algo, que nuestra vida es diferente, que tenemos que cambiar hábitos y que nos tenemos que cuidar. Sobre todo: que nos pueden pasar cosas con las que no contábamos y de repente han venido a quedarse con nosotros.

Es el reconocimiento de que la vida ha cambiado, tal vez de manera permanente o por un período prolongado. La aceptación implica dejar ir tu vida pasada y también desprenderse del futuro tal como lo habías imaginado.  Esa habilidad requiere de un trabajo interior complejo.

La aceptación requiere conocernos emocionalmente y ser capaces de verbalizar lo que esta nueva situación nos hace sentir: que nos estamos haciendo mayores, o simplemente “que me ha tocado”. Requiere reflexionar en voz alta , ser más tolerante con nosotros mismos, y especialmente perdonarnos: perdonarnos por tener unos sentimientos raros, a veces egoístas, o de culpa por no habernos cuidado antes o no haber consultado antes (aunque eso muchas veces no hubiera cambiado lo que ha ocurrido), o sentimientos de rabia, o lo que sea que nos pellizca el corazón. En una palabra: querernos.

Y a partir de aquí, comenzar a poner lo que esté a nuestro alcance para mejorar nuestra salud: perder peso, cuidar la alimentación, no fumar, no beber alcohol, hacer ejercicio, tomar la medicación sin sentimiento de culpa… lo que nos aconsejen los profesionales que esté en nuestra mano. Eso no sólo nos va a ayudar a sentirnos mejor físicamente, también emocionalmente porque vamos a tener la sensación de estar ayudando a nuestro cuerpo a mejorar. Y nuestra mente nos acompaña y nuestra autoestima se fortalece. Todo va mejor.

Un ejemplo sencillo que yo uso en la consulta habitualmente es la diabetes: la parte genética es la que es, no la podemos modificar. Sin embargo, cuidarnos con el peso y la alimentación es importante antes de que aparezca. Si a pesar de eso nos llega, hay medicación fantástica para cuidar nuestro cuerpo y que no tengamos daños por ese azúcar elevado en nuestro organismo, pero si dejamos toda la responsabilidad en la medicación y no cuidamos la alimentación ni hacemos ejercicio físico, no hay nada que hacer. Una de las patas del taburete no es fuerte y se cae. Cuando los pacientes entienden que tienen responsabilidad en su diabetes para su mejoría y aceptan ese compromiso, el cambio es radical.

El objetivo es encontrar el equilibrio entre lo que nos ha llegado y nuestra vida, siempre optimistas y con la ayuda del aprendizaje vivido que nos sirva como punto de partida a esta vida mejor que estamos iniciando. 
¡Suerte!

Texto relacionado: La aceptación en la fibromialgia


miércoles, 5 de junio de 2019

Paracetamol e Ibuprofeno con receta: ¿Porqué? ¿Qué ha cambiado?



La Automedicación: la importancia de las dosis


Desde hace unos días el paracetamol y el ibuprofeno son los medicamentos protagonistas de la comunidad mediática.
La Ley de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos obliga, desde 2015, a que los farmacéuticos no vendan estos medicamentos sin receta, con escaso resultado.
Ahora, con la implementación del Sistema Español de Verificación del Medicamento, saltarse la regulación ya es más complicado y quienes vendan estos medicamentos se enfrentan a multas de entre 30.000 a 90.000 euros.

La receta será necesaria la receta para conseguir la caja de Ibuprofeno de 600 mg y la de Paracetamol de 1 gramo. Por ahora, no será necesaria la receta para las cajas de Ibuprofeno de 400mg y de Paracetamol de 500 o 650mg.

Os dejo la entrevista que me ha realizado Onda Cero León, y desde aquí les agradezco la confianza depositada en mí.

¿Por qué necesitan receta estos medicamentos tan aceptados por la sociedad?
Que sean aceptados por la sociedad no quiere decir que nuestra sociedad sepa manejar estos medicamentos con la prudencia q debiera.
Son fármacos que se usan alegremente sin conocer los efectos indeseables que producen y en general, se tiende al abuso.
La dosis tóxica de paracetamol puede provocar importantes daños a nivel del hígado, ya que este medicamento se metaboliza en gran parte en este órgano y en exceso puede provocar una hepatitis tóxica y una necrosis hepática.
El Ibuprofeno se elimina por vía renal y hay que limitarlo en pacientes con insuficiencia renal (aunque sea leve), con un solo riñón, o con riesgo de nefrotoxicidad por alguna patología  o por otros fármacos que esté tomando

Qué es el paracetamol? ¿Qué es el ibuprofeno? ¿Cuáles son las diferencias entre ambos? 
El paracetamol y el ibuprofeno son ambos medicamentos del grupo AINES o antiinflamatorios no esteroideos. El paracetamol es un buen analgésico y antipirético con poco efecto antiinflamatorio, mientras que el ibuprofeno es más antiinflamatorio y por mejorar la inflamación,  también tiene un efecto analgésico.

Por qué se cuestiona el consumo de ibuprofeno? 
Abusamos del Ibuprofeno… incluso en la edad pediátrica. No deberíamos de dar ibuprofeno en niños menores de dos años, sin embargo es el fármaco más usado en los procesos febriles de niños de corta edad.
En los adultos, es poco frecuente que haya pacientes que tengan prudencia con la toma de este fármaco y lo menos que nos puede producir a nivel del estómago es una gastritis.

Qué diferencias hay entre los medicamentos sin prescripción médica y los que la tienen? ¿Es igual de peligroso automedicarse en ambos casos? 
Los medicamentos sujetos a prescripción médica deben ser indicados por un profesional con las instrucciones oportunas.
Actualmente por el conocimiento que tenemos gracias a la información y a las tecnologías, todos sabemos cuando podemos usar estos medicamentos. 
Sin embargo, es fundamental que la población tome conciencia de la importancia de las dosis. 
Las dosis altas (que son las más usadas) de estos fármacos son peligrosas, es decir, tomemos conciencia de que no estamos tomando un caramelo. 
Nuestros pacientes no se automedican con fármacos para la tensión, ni para el corazón…es impensable. Sin embargo, con los analgésicos es tremendo. No hay miedo.
Evidentemente todo el mundo conocemos la utilidad y la necesidad de tomar un analgésico en un momento concreto, pero hay que concienciarse de que las dosis un poco más bajas son igual de eficaces y más seguras.

No vienen siendo lo mismo la automedicación responsable que la autoprescripción?

Etimológicamente la palabra automedicación, está compuesta por el prefijo «auto» (motu proprio), y el lexema «medicación» (medicinas, fármacos).
Así, el prefijo «auto» pretende indicar por propia iniciativa, sin mediar prescripción. La prescripción implica la actuación de un profesional.  

En cualquier caso, diversos estudios muestran cómo la decisión del individuo está influenciada significativamente por los consejos del personal sanitario: bien sea el farmacéutico,  el  personal  de  enfermería, o por haber sido prescrito por el propio médico en anteriores consultas en circunstancias parecidas a las que sufre de nuevo .

Qué se entiende por grado de seguridad?

Para obtener el beneficio de un fármaco tenemos en cuenta dos conceptos: la eficacia o la capacidad del fármaco para producir el resultado deseado, y la seguridad o la probabilidad de efectos adversos , es decir: tiene que haber un equilibrio entre la eficacia del fármaco (lo que pretendemos conseguir con la administración del medicamento) y la seguridad con el mismo, tener los mínimos efectos secundarios por esa administración.

Podríamos hablar de 'grupos de riesgo' cuando se habla de automedicación?

La mayoría de los estudios coinciden en señalar una mayor automedicación (1,2):
-       en el sexo femenino,
-       en las personas que viven solas, y viudos
-       en los sujetos con mayor formación
-       y en los grandes núcleos urbanos.
-       presencia de patologías agudas
-       tener limitación al acceso de un profesional
-  tener buena percepción de salud y no sufren enfermedades crónicas importantes
-  ser consumidor habitual de bebidas alcohólicas son también factores asociados a una mayor probabilidad de automedicación.

Parece también que influyen dos motivos:
- el precio del fármaco
- el tiempo del que dispongamos

En un estudio de realizado por Jiménez Rubio y Hernández Quevedo en españa en 2010 indican que los pacientes que tienen enfermedades crónicas muestran una probabilidad menor de automedicarse (2), de manera que los individuos tienden a automedicarse menos a medida que tienen peor salud y envejecen. 
Es decir, somos más prudentes cuanto más mayores y peor salud tenemos

En relación a la comunidad autónoma, un interesante resultado que se desprende de este trabajo y que merece ser explorado con mayor atención en futuros estudios es la mayor prevalencia de automedicación en las Comunidades de Madrid y Valencia. (2)

Por último, en cuanto al país de nacimiento, los resultados indican que los ciudadanos originarios de Europa Central y del Este tienen una probabilidad mayor de consumir fármacos sin receta médica que los españoles con las mismas características socioeconómicas y de salud. Algunos factores que podrían explicar estas diferencias son los problemas de comunicación entre médico y paciente, la falta de confianza en los profesionales sanitarios o, posiblemente, diferencias en los hábitos de prescripción por parte de los médicos. En Rumanía, país de donde proceden aproximadamente las dos terceras partes de los individuos nacidos en Europa Central y del Este residentes en España, se sitúa en los primeros puestos de automedicación con fármacos antimicrobianos, incluso por delante de España. (2)

Acudir al médico para obtener consejo es un hábito necesario. Una labor nuestra,  de los profesionales de Atención Primaria, es dar educación sanitaria a nuestros pacientes y eso genera más seguridad no sólo en la toma de decisiones, sino también en el respeto al manejo de los medicamentos. 


Bibliografía:


1.       Caamaño F, Figueiras A, Lado Lema E, Gestal-Otero JJ. La automedicación: concepto y perfil de sus «usuarios». Gac Sanit [Internet]. 1 de enero de 2000 [citado 4 de junio de 2019];14(4):294-9. Disponible en: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0213911100714804
2.       Jiménez Rubio D, Hernández Quevedo C. Diferencias en la automedicación en la población adulta española según el país de origen. Gac Sanit [Internet]. 1 de marzo de 2010 [citado 4 de junio de 2019];24(2):116.e1-116.e8. Disponible en: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0213911109003252


sábado, 16 de marzo de 2019

El sueño


Las consecuencias de dormir poco sobre nuestra salud



Los seres humanos disponemos de un reloj corporal interno que regula nuestros ritmos corporales, es como si nuestro cuerpo estuviera programado para sincronizarse con el ciclo exterior de luz y oscuridad, estando activos y despiertos de día y preparados para dormir y descansar de noche coincidiendo con el descenso de la temperatura corporal, que comienza a última hora del día.

Parece existir una relación entre las “ideales 7 u 8 horas de sueño” y la buena salud física y mental, sin embargo hay autores que defienden que cada persona tiene una “cuota individual de sueño”.

Sabemos por los estudios realizados, que existen patrones de comportamiento en el ritmo del sueño-vigilia: patrón de sueño corto (los que duermen menos de 5 horas), el de sueño intermedio (7 a 8 horas) y sueño largo (más de 9 horas). Por otro lado, hay personas con un sueño eficiente o de buena calidad y de personas con sueño no eficiente o de pobre calidad.

Tendemos a perder sueño. Comparando la duración del sueño en jóvenes desde hace unas décadas, se ha encontrado encontrado una reducción del tiempo total del sueño de aproximadamente de una hora y media. La pérdida de sueño es una experiencia frecuente en nuestras vidas. De hecho, es durante los fines de semana y vacaciones cuando aprovechamos para dormir algo más.

A lo largo de nuestra vida, aparecen múltiples motivos q de forma más o menos transitoria nos puede generar insomnio: problemas de salud, determinados síntomas como el dolor, realizar poca actividad física, exigencias laborales, situación vital estresante,  problemas familiares e incluso la toma de algunos medicamentos.
Es cuando se alarga el insomnio durante semanas o meses , cuando aparecen signos de déficit de descanso como somnolencia diurna, cansancio, problemas de atención, pobre concentración, y síntomas físicos como dolor muscular o mialgia. Están demostrados los efectos negativos sobre la salud que tiene la restricción de las horas de sueño nocturno consideradas adecuadas.

Parece existir una estrecha interrelación entre los procesos de sueño y el estado general de salud física y psicológica de una persona, incluso con la longevidad. Asi, las personas que duermen menos de 4 horas o más de 9 horas, pueden tener mayor riesgo de muerte temprana. Además, los sujetos que tienen un patrón de sueño intermedio, presentan un  mayor bienestar psicológico y menor riesgo de sufrir depresión o ansiedad.
Por otro lado, se ha demostrado que las personas que sufren somnolencia diurna suelen tener el patrón corto o largo, siendo la sensación de cansancio o falta de energía y las dificultades para seguir el funcionamiento de la vida diaria, causas de percepción de mala calidad de vida y aumento de la accidentabilidad. Además, los trastornos del sueño conllevan al abuso de café y/o alcohol, especialmente en varones y de hipnóticos en mujeres.

En los adolescentes, más del 70% no llegan a dormir las 8 a 10 horas que requieren para una salud óptima en esa franja de edad. Esa somnolencia diurna se asocia a bajo rendimiento académico, e incluso parece haber una relación entre los estudiantes que duermen menos de 6 horas y practicar conductas de riesgo tales como tomar alcohol, tabaco, marihuana u otras drogas y de conducir después de beber.

En mujeres, un estudio publicado en el Journal of Bone and Mineral Research revela que aquellas que duermen poco o mucho (5 o 10 horas) tienen 25% más probabilidades de sufrir caídas al menos dos veces al año y, en consecuencia, fracturas óseas, en comparación con aquellas que descansan las 7-8 horas recomendadas. Además, el estudio concluye que la mala calidad del sueño, el insomnio y más trastornos del sueño también se asocian con un aumento de las probabilidades de caídas recurrentes.

El sueño es sin duda un excelente indicador del estado de salud de las personas.  Todas las intervenciones y estrategias que desarrollemos para mejorar nuestro sueño, redundarán en una mejor calidad de vida y prevendrán la aparición de enfermedades. Hacer ejercicio físico, llevar una alimentación saludable y tener buenos horarios de descanso, sigue siendo actualmente las claves de la buena salud.

Carmen Jódar Casanova
Médico de Familia



Referencias Bibliográficas: 

1-     Morales, E. M., del Carmen Cano, M., & Casal, G. B. (2005). Sueño y calidad de vida. Revista colombiana de psicología, 14(1), 11-27.
2-     JAMA Pediatr. Published online October 1, 2018. doi:10.1001/jamapediatrics.2018.2777.
3-     J Pediatr. 2018 Nov 19. pii: S0022-3476(18)31534-8. doi: 10.1016/j.jpeds.2018.10.027.
4-     J Bone Miner Res. 2018 Nov 21. doi: 10.1002/jbmr.3619.


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