La actitud ante la enfermedad, la clave para ser ayudado y poder ayudar.
Los médicos estamos acostumbrados a atender pacientes con
enfermedades o problemas importantes, y aunque mucha gente piensa que eso nos hace
inmunes, nada más lejos de la realidad: generalmente nos sensibiliza hasta el
punto de necesitar en algunos momentos, coger un poco de perspectiva para poder ayudar, que es
nuestro trabajo.
A algunos nos cuesta en muchos instantes incluso, contener las lágrimas y otros, optan por distanciarse para no sufrir. Es razonable e incluso en ocasiones necesario, pero el enfermo se siente más comprendido cuando lo miras a los ojos aunque te brillen.
A algunos nos cuesta en muchos instantes incluso, contener las lágrimas y otros, optan por distanciarse para no sufrir. Es razonable e incluso en ocasiones necesario, pero el enfermo se siente más comprendido cuando lo miras a los ojos aunque te brillen.
Ante la pregunta ¿Cómo se encuentra? ¿cómo lo lleva?,
encontramos miradas muy expresivas, que te quieren por una parte poder expresar
de verdad, la ansiedad, el miedo, la rabia, el sentimiento de “que mala suerte
que me ha tocado”… son muchas cosas que querer decir y no salen las palabras, o
salen mal. Por eso a mí me gusta más dar por hecho la realidad :”vaya mala
suerte, eh?” incluso a veces se me escapa alguna palabra poco habitual en una
consulta, y después siempre propongo una ayuda cercana, un profesional a quien
consultar cualquier duda, síntoma u opinión de lo que está sufriendo y a la vez
un hombro en el que llorar y apoyarse.
En medio tenemos que hablar de lo que está digiriendo, de
lo importante de la familia y de los amigos: toda la red de soporte cercana
tiene un papel fundamental y hay que ponerlo en valor para que ellos se sientan
parte y el paciente lo palpe como tal.
Por último, hay que hablar sobre cómo aprender a escucharnos, a entendernos y a
aceptarnos. Es importante para
enfrentarnos a lo que pasa, lo que nos está ocurriendo y a poder tomar la
actitud oportuna en cada momento. Porque es fundamental la actitud. ¿Cómo si no enfrentarnos a una enfermedad?.
Siempre es difícil pero por esas cualidades, hay enfermos
con una capacidad espectacular de luchar e incluso ayudar a los demás con su
experiencia como auténticos profesionales-enfermos
y otros que les cuesta encontrar las fuerzas y tienen que encontrarse ellos
primero, porque la fuerza la tenemos todos, sólo hay que buscar ayuda y dejarse
ayudar.
Nota: Dedicado a todos esos maravillosos pacientes (y amig@s)
a los que he podido ayudar y ellos me han ayudado a mí dándome un ejemplo de
lucha. Y por supuesto, a todos aquellos capaces de emplear su experiencia y su
fuerza en ayudar a los demás.
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